Cuando una persona desconoce la Biblia, por lo general cree que el sexo produce infelicidad y tristeza. Yo lo llamo “sexo triste.” Todo el mundo parece saber acerca del aspecto físico del sexo, el aspecto en que se pone todo el énfasis. Sin embargo, ese conocimiento no es equilibrado porque no saben dar sino sólo recibir.
En 1944 una monja hizo un estudio sobre el tipo de lectura común entre los adolescentes. Hace algunos años la misma monja realizó nuevas investigaciones. Descubrió que “en 1944 los adolescentes eran chicos que estaban creciendo. Pero hoy los adolescentes son adultos jóvenes. Ya no son niños.”
Es muy cierto. Los jóvenes de la década del `80 no son como los adolescentes de generaciones pasadas. El impacto de los medios masivos y del violento cambio en las actitudes morales, dan como resultado adolescentes que crecen en forma apresurada y quieren satisfacer sus apetitos y deseos, pero por falta de madurez no los pueden controlar.
Hace varios años el gobierno de México expulsó a toda una compañía teatral extranjera, cancelando de esa manera una obra teatral inmoral titulada HAIR, donde todos los actores actuaban completamente desnudos hombres y mujeres juntos.
Lamentablemente la actitud de ese gobierno no es modelo ni ejemplo para nadie hoy día. En la ciudad de Buenos Aires, la obra de teatro LA LECCION DE ANATOMIA permaneció en cartel por largos años. Allí también hombres y mujeres se desnudaban todos sobre el escenario, como si fuese lo más natural del mundo. Lo que me asombra es que pseudo eruditos y entendidos alababan esta obra teatral, ensalzando la trasparencia de todos los actores y la lección moral.
Vivimos en una cultura obsesionada con el sexo. El sexo se ha convertido en un dios. Por supuesto que el interés existió desde Adán y Eva; es innegable. Pero ese interés mundial hoy se está explotando para mal de la sociedad.
Las compañías publicitarias aprovechan este interés para atraer a la gente con sus productos. Hoy se usa el sexo para vender automóviles, para vender bebidas con y sin alcohol, ropa, trajes de baño, perfumes exóticos y hasta para vender un tubo de crema dental. Como consecuencia, tenemos una idea equivocada y torcida del significado y valor del sexo, como así también de los efectos que puede tener en nuestra vida.
Hoy es fácil tener acceso a revistas o libros sucios y baratos. La literatura corrupta está al alcance de la mano. Muchas publicaciones femeninas están llenas de material provocativo y sugerente. Lo mismo sucede con los programas de televisión. Hasta las revistas informativas están inundadas de corrupción.
A través de los años y cada vez con más frecuencia, tenemos entrevistas con hombres y mujeres, muchachos y chicas con tremendos problemas en su vida personal, terribles problemas relacionados con el sexo, problemas causados por desconocimiento del cristianismo en el área sexual.
El sexo es una fuerza tremenda. Se ha usado para levantar y destruir naciones, para construir precisos hogares y también para destruir centenares y millares de vidas—según el uso que se le dé a esta estupenda energía sexual.
A pesar del elevado nivel cultural que hemos alcanzado en este siglo XX, la nuestra es una generación decadente. Hay varios aspectos en que esto se evidencia.
Autor: Luis Palau.
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