FRACASO ¿POR QUÉ?
El problema de la inmoralidad, la perversión y el divorcio, es uno de los más acuciantes de esta hora. Es tanto o más grave que el problema de la guerra y la paz, ya que la decadencia moral indica un profundo fracaso del individuo en su vida personal. Los muchachos y las chicas aprecian que les hablemos franca y bíblicamente. ¡Hay hambre espiritual en la juventud latina! En nuestras cruzadas evangelísticas siempre organizamos dos o tres “Noches de la Juventud”. En tales reuniones hablamos a los jóvenes con toda honestidad, claridad y amor porque muchos han tenido poca y mala información en lo referente al sexo. Ningún padre normal trae hijos al mundo con el deseo de que resulten fracasos morales o sexuales, pero miles de hijos terminan su vida de esa manera. ¿Por qué? Ningún joven normal se lanza al reto de la vida dispuesto a hundirse, mancharse o arruinar su existencia, pero millones fracasan cada año. ¿Por qué? Toda pareja de novios que se ama, va al altar con preciosos sueños de felicidad, calor de hogar, hijos y años de dicha. Pero a los pocos años un alto porcentaje de matrimonios es destruido por odios, rencores, celos e infidelidad. ¿Por qué? Ninguna iglesia cristiana normal tiene por objetivo excluir de su membresía a hombres y mujeres que han fracasado en su matrimonio o han sufrido caídas de orden moral, pero sin embargo ocurre continuamente. ¿Por qué? Hay una doble respuesta a todos estos interrogantes. En primer lugar, por la falta de fundamento, información y educación apropiados. En segundo lugar, por la falta de poder, el poder para triunfar y disfrutar de este aspecto de la vida.
Quiero mencionar siete razones que resumen las causas del fracaso.
1) BURLAS DE LOS COMPAÑEROS. Algunos caen por su cobardía frente a las burlas de compañeros y amigos. Avergonzado por su fracaso moral, un joven nos escribió diciendo: “Primero me dieron a beber bebidas alcohólicas, y tomé hasta sentirme mareado. Luego mis amigos me presentaron a una muchacha bonita pero sin escrúpulos. Ella comenzó a coquetear conmigo y a hacerme insinuaciones sugestivas y yo, por supuesto, al principio me resistí pues siempre he querido agradar a Dios. Pero luego ella y mis compañeros comenzaron a mofarse de mí y a decirme que yo no era ´hombre´. No pude tolerar el insulto y consecuentemente sucumbí ante lo que jamás pensé que habría de ceder.” El muchacho no se había portado como un hombre sino como un cobarde.
2) AVANZAR DEMASIADO EN LAS CARICIAS. Muchos caen, a veces sin quererlo, por no poder o no saber detenerse en las caricias con una persona del sexo opuesto. En un momento de estimulación y de excitación y de esa cosa extraña que sucede cuando estás muy cerca de la otra persona, dan el paso equivocado y cometen inmoralidad sexual. Ese es el principio de una tremenda caída en la vida. Recuerdo la carta de un joven que, un tanto jocosamente, me hizo una pregunta muy gráfica: “¿Qué hago, Señor Palau? Hay muchas curvas y los frenos no me responden.” El sexo es una fuerza explosiva. Si una pareja aún no casada se permite avanzar en sus caricias, pronto se encontrará ante un vértigo de sensaciones que no sabrá frenar. Es como un automóvil que va cuesta abajo por la montaña y comienzan a fallarle los frenos. Si no se logra frenar a tiempo y controlar su marcha, terminará cayendo al precipicio. Muchas vidas jóvenes se han destrozado en una caída barranca abajo, caída de la cual no se levantan sino hechos pedazos.
3) SE SIENTEN ENAMORADOS. Otros caen porque están convencidos de que “sentirse enamorados” les autoriza a tener relaciones sexuales. Pero no es así. Un alto porcentaje de los casos que el mundo califica como “primer amor”, debiera simplemente tildarse de “primera codicia”. Existe una gran diferencia entre sentirse atraído por el cuerpo de una persona, y amarla realmente en su totalidad. (Ver capítulo 10 de este libro.)
4) ES MUY EXCITANTE. Es muy fácil caer porque el sexo es tremendamente excitante. Sucede en todas partes, en todos los países donde voy a predicar. Cuando entran en acción cada una de las facetas de esta misteriosa fuerza creada por Dios y se olvida toda restricción moral, el individuo se ve envuelto en un torbellino de emociones sorprendentes y perturbadoras que lo arrastran a lo casi inevitable. Pero ese mismo individuo pronto descubre que tales emociones pueden ser artificiales y pasajeras. Cuando no existe el verdadero amor, las emociones no perduran. El resultado más común de la pasión descontrolada es el desprecio hacia la otra persona. (Ver 1 Samuel 13.) Algunos de los más violentos altercados descritos en las páginas policiales de revistas y periódicos, son productos de estas emociones pasajeras.
5) LA IGNORANCIA. Creo que la ignorancia es la causa básica de muchos Tropiezos y fracasos en la temprana juventud. Y la ignorancia es un enemigo tan serio como lo es la información errónea. Sé que por un lado gran cantidad de adolescentes y jóvenes “saben” mucho acerca del sexo, pero a menudo ese conocimiento es torcido. El problema es que aunque se lean revistas y libros, no se conocen bien las cosas. Recuerdo que en la moderna ciudad capital de un país leí un artículo que llevaba por título: “Estudio descubre que los adolescentes están desinformados.” Y la desinformación tenía que ver hasta con cosas simples respecto del sexo, como por ejemplo cómo nacen los bebés. Esta investigación reveló que el 50% de los adolescentes en líneas generales sabían cómo nacían los bebés, pero yo estaban seguros de cómo sucedía exactamente. ¿Sabías que hay adolescentes que aun hoy (y nos ha sucedido varias veces con jovencitos que vienen en busca de consejo) creen que si besan a una
mujer muy apasionadamente, la chica podría quedar embarazada? También hay ignorancia acerca del propósito total del sexo. Ignoran cia de los principios bíblicos para hacer posible el triunfo sobre las inevitables tentaciones de orden sexual.
6) EL MACHISMO. Lamentablemente, muchos hombres creen que tener muchas mujeres y tratarlas livianamente, es una señal de machismo. Lo que sucede es que necesitan hacer resaltar ese aspecto porque Interiormente se sienten inseguros de sí mismos. Se jactan de sus Conquistas, usan a las mujeres y luego las dejan. Un amigo mío dice que en su juventud la consigna de quienes se creían “machos” era: TBC y TDG. En esta generación eso no es suficiente, se llega mucho más lejos; pero el sentir en el corazón de los hombres es prácticamente el mismo.
7) LA REBELDIA EGOISTA. La rebeldía innata provoca arrebatos de locura egoísta, y el adolescente, el joven y el adulto cometen actos de los cuales tal vez puedan recuperarse, pero cuyas consecuencias tendrán que pagar inevitablemente por el resto de sus días. Dice la Biblia: “No se dejen engañar; de Dios nadie se mofa; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7). En la Palabra de Dios encontramos registrada la historia de un rey cuya re beldía desembocó en tragedia. Es la historia del rey Herodes: “Por aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, y dijo a sus servidores: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él esos poderes milagrosos. Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe; porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. Y Herodes quería matarle, pero temió al pueblo; porque tenían a Juan por pro feta. (Mateo 14:1-5) Herodes era el dictador en aquel tiempo. Le había quitado la esposa a su propio hermano y estaba viviendo con ella. El profeta Juan el Bautista lo enfrentó, diciéndole: “Estás en pecado. No te es lícito tenerla por mujer.” Ahora bien, a nadie le agrada que le digan una cosa así, por más que sea verdad, y mucho menos cuando se trata de un rey. De modo que Herodes lo envió a la cárcel. La única razón por la que no lo hizo matar fue que el pueblo le tenía por profeta. Sin embargo un pecado lleva a otro: “Pero al llegar el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó en presencia de todos, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle cualquier cosa que pidiese. Ella, instruida de antemano por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Entonces el rey se entristeció; pero en atención a los juramentos y a los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. “ (Mateo 14:6-10) Realmente un cuadro digno de una película macabra. Allí está el rey en su fiesta de cumpleaños. Todos están ya medio borrachos y aparece esta adolescente— seguramente muy bonita, sensual y llamativa—que empieza a bailar delante de los comensales. Y el rey, pervertido como era, habiéndole ya quitado la mujer a su hermano, entusiasmado le promete dar lo que desee la muchacha. Dijimos que un pecado lleva a otro. La chica entonces va a la madre y le pregunta: “¿Qué le pedimos a ese tonto borracho?” Y la madre aprovecha la ocasión ideal para pedir la cabeza de Juan el Bautista en un plato. Lo que había empezado como una simple fiesta de cumpleaños, termina en un episodio sangriento. ¿Qué fue lo que realmente sucedió? El rey, impulsado por su sexualidad descontrolada, con descaro le roba la mujer a su hermano. Es así como la corrupción empieza a invadir a toda la familia. Esta muchacha (que en realidad era sobrina del rey), también viviendo en ese ambiente de descontrol e inmoralidad, en forma descarada baila una danza sensual y sugestiva ante el rey y sus invitados. Herodes, despertada su pasión sexual, le ofrece hasta la mitad del reino. La mujer de su hermano, que hasta ese entonces había estado procurando la muerte del profeta, consigue lo que quiere. La fiesta termina con un cuadro macabro. Lo que a veces parecería ser un inocente juego sexual, siempre termina en dolor y tragedia. Este rey lujurioso y arrogante, cuando le quitó la esposa a su hermano se habrá dicho: “Bueno, si lo hace todo el mundo...” Sin embargo su proceder corrompió a su sobrina y condujo a un crimen—aparte del delito de adulterio. Y ese era el rey que le preguntaba a Juan el Bautista por qué no podía tener la mujer de su hermano. A pesar de la advertencia del profeta, el rey había continuado en rebeldía.
SEXO Y JUVENTUD Por Luis Palau
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