El Sacrificio de JESUCRISTO.



El Sacrificio de JESUCRISTO.


Iniciaremos nuestra reflexión citando el pasaje bíblico que dice: Rom 6:23  Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Cuando Dios advierte esto en su Palabra, significa que tras pecar la única consecuencia que debería enfrentar el hombre es la muerte; sin embargo, ¿Cómo se puede rectificar y tratar de ser mejor, si lo único que le queda a la humanidad es morir después de pecar? Pues bien, la Biblia compara la relación de Dios y el hombre (entre muchos otros ejemplos que se encuentra registrados también en la Biblia), como el alfarero y una pieza de barro dispuesta en la rueda para ser moldeada, y dice que si la pieza se daña, la destruye y posteriormente moldea otra mejor en su lugar.

Dios es alguien con suficiente disciplina y orden como para NO violar cualquiera de sus principios, aún siendo el Creador y dueño de todo cuanto existe, por lo tanto instituyó el sacrificio de animales en sustitución de la persona (Levíticos 4: 13-15), para limpiar sus pecados a través de la sangre de la víctima sacrificada. Una vez que se sacrifica el animal, su sangre y su muerte es la evidencia de que hay perdón de pecados, y por lo cual una vasija defectuosa ha sido destruida por el alfarero.

La nueva pieza en proceso de moldeado, o sea, la persona que queda viva y que ofreció el sacrificio, debe permanecer dispuesta para ser transformada en una mejor persona y vivir de acuerdo con los preceptos y ordenanzas de Dios.


Aún con este ritual de remisión de pecados, el hombre a través de los tiempos siempre ha encontrado la forma de vivir de acuerdo con sus deseos egoístas, y no aprovechar la oportunidad que Dios le ha brindado para vivir conforme a lo que Dios quiere, contrario a esto, siempre se las arregla para vivir de acuerdo a los deseos de la carne; por tal razón el Señor tuvo que abolir la práctica de estos sacrificios de expiación de pecados, junto con los altares donde se realizaban dichos rituales, y cambiarlo por un sacrificio definitivo y con un altar incorruptible el cual no pudiera ser corrompido por el hombre.

En tiempos de la primera venida de nuestro Señor Jesucristo, Dios observó que hasta los mismos sacerdotes encargados de ministrar justicia en beneficio de una vida conforme a Dios, los mismos habían pervertido la ley en pro de la conveniencia de sus propios intereses, por lo que se hiso necesario que un Cordero puro y sin manchas fuera sacrificado, y en un altar perfecto construido por Dios y no por el hombre; este altar es el cielo en donde ni la polilla ni el hollín lo pueden profanar.

Atendiendo al viejo pacto de sacrificio Jesús toma el lugar del hombre, cargando este último todos sus pecados sobre Jesús, y tomando El señor la muerte en lugar de nosotros; el barro para la nueva pieza, debe disponerse a ser transformado por medio del ejemplo de vida agradable a Dios que nos dejó Nuestro Señor Jesucristo, y por supuesto, asistido por el Alfarero el cual es El Espíritu Santo.

Toda persona que acepta a Jesús como su Salvador, lo que hace es participar del pacto cargando sus pecados sobre el Cordero del sacrificio, y cuya Sangra aún sigue viva para limpiar y hacer libre de pecados a quienes se acercan con corazón sincero al Señor, el cual todavía continúa libertando personas por medio del sacrificio del Cordero perfecto. 


Que Dios les Bendiga………..!!!!!!!!!

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