Debes aprender a tener plena confianza en el amor y en la fidelidad de su novio o novia. Los celos son obra de la carne.
La esencia del amor es servir
Yo quiero que te hagas una nueva pregunta en este momento, y es la sexta en nuestra serie: "¿Tenga plena confianza en su amar y fidelidad, o hay sospechas y celos infundados, inventadas por mi corazón esquivo?" La Biblia nos da ciertas indicaciones. Por eso es imprescindible estudiar y meditar el libro de los Proverbios, las epístolas de Pablo y otros pasajes de la Biblia que nos dan abundante orientación en cuanto al matrimonio.
La Biblia dice: "Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fomicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos" (Gálatas 5:1921). En una palabra, los celos no provienen de Dios. Ahora bien, si el novio o la novia están comportándose de una manera impropia, inadecuada, de una manera que es obviamente incorrecta, entonces ya deja de ser celos, en el sentido bíblico de la palabra, y pasa a ser una justificada queja contra el novio o la novia. Los celos son obra de la carne. Es un celar, una envidia, una protección exagerada y fuera de lugar. Así es. Si tu tienes celos infundados o inventados, es una señal de que algo anda mal en tu noviazgo.
Largas horas
La séptima pregunta que debes hacerte para saber si estás realmente enamorado es la siguiente: "¿Podemos conversar juntos por largas horas sin aburrimos, o no tenemos nada más que conversar?" "El verdadero amor habla", ha dicho alguien, y el amor sin conversación pronto muere. Para que el amor se pueda cultivar es necesario conversar. El amor no es automático, el amor es algo que se cultiva entre dos personas, entre dos personas inteligentes. La Biblia dice: "Amaos los unos a los otros", y "Dios es amor"; "De tal manera amó Dios que entregó a su Hijo" (1 Juan 4:7, 8; Juan 3:1ó) .Y el verdadero amor se expresa, de una manera u otra, revelándose, de una manera muy personal; revelándose en hechos y con palabras.
¿Dispuesto a esperar?
La octava pregunta es: "¿Estoy dispuesto a esperar cuanto tiempo sea necesario?" Cuando una persona está exageradamente apurada por casarse es una señal de que algo no anda bien. El verdadero amor sabe esperar el momento adecuado. La Biblia nos dice en Gálatas, capítulo 4, que "cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo". y de la misma manera es el matrimonio. El hombre y la mujer cristianos esperan a que venga "el cumplimiento del tiempo"; o sea, el momento que Dios ha indicado. La novena pregunta que tu debes hacerte para saber si estas enamorado es: "¿Quiero yo ser la clase de persona que ella pueda respetar, o pretendo hacer todo por la fuerza? ¿Quiero salir siempre con la mía, con mi opinión y mis deseos, o busco el bien y los deseos del otro?" No te olvides lo que dice 1 Corintios capítulo 13, hablando del verdadero amor, y es para los jóvenes: "El amor no es indecoroso, no busca lo suyo". En una palabra, en el verdadero amor los dos están buscando el bien del otro y no el bien propio. El verdadero amor nos mueve a buscar el bien de la persona amada. Ahora si, hazte la pregunta: "¿Es verdadero amor lo que siento por esta señorita?" Y, luego, la décima pregunta que te presento reza así: " ¿Es ella esta señorita idónea para mi ?" "¿Suplirá las deficiencias mías? y yo ¿supliré las deficiencias de ella?" "¿Es él el joven idóneo para mi?" Estas son preguntas clave para el que busca hacer una decisión correcta para el matrimonio. Y la mejor recomendación que te puedo dar es que de rodillas busques la voluntad de Dios. Seriamente, sinceramente, pero con toda confianza, con toda alegría, con toda fe, que Dios te va a guiar y dirigir.
¿Te atrae físicamente?
Pregunta número once: "¿Me resulta físicamente atractiva esta persona con la cual pienso casarme?" Puede parecerte ridícula esta evaluación. La coloco aquí porque una minoría notable escoge el matrimonio sin apreciar físicamente al cónyuge. Esto ocurre, sobre todo, entre muchachos jóvenes que quieren ser espirituales y vivir vidas santas para Dios. Yo les comprendo. He conversado con muchos de ellos y he sentido lo que ellos sienten. No quieren casarse por pasión física. Quieren estimar otros valores en las señoritas. Pero se van a otro extremo peligroso al pretender ignorar la apelación de lo físico. ¡Dios nos hizo tripartitos: espíritu, alma y cuerpo! Ya lo creo que debemos colocar al amor en su debida perspectiva: espíritu, intelecto, emociones, sociabilidad, nivel cultural, equilibrio educacional, si. Pero no se te ocurra despreciar o relegar al atractivo físico como si este fuera impropio o pecaminoso. Es cierto que la cultura mundana ha torcido a tal punto la hermosura matrimonial que a veces nos sentimos movidos a reaccionar extremadamente. Pero jamás olvides que Dios originó al cuerpo humano. Si bien el egoísmo y el pecado de la raza todo lo contaminan, sin embargo, el cristiano de verdad mira el cuerpo y a la sexualidad como algo bello, lleno de potencial maravilloso, cuando se entienden desde la perspectiva divina. Esta perspectiva esta revelada en la Biblia. (Para un análisis más a fondo del sexo y la revelación de Dios te sugiero que obtengas un ejemplar de un libro que escribí, titulado Sexo y juventud, publicado, al igual que este, por Editorial Caribe) .
¿Qué dicen tus padres?
En decimosegundo lugar, debes considerar seriamente y responder verazmente a lo siguiente: "¿Están de acuerdo y satisfechos mis padres y los de ella, o él, según el caso de nuestro noviazgo y posible futuro casamiento?" Dios ordena: "hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo". Y: "Obedeced a vuestros padres en todo, hijos, porque esto agrada al señor" (Efesios 6:1 y Colosenses 3:20). Si los padres no dan su aprobación es impropio y peligroso persistir con los planes. "No es justo". La obediencia del joven a sus padres "agrada al Señor". Sicológicamente no hay paz en lo íntimo de un matrimonio gestado sin la aprobación paterna y materna. Por otra parte, la satisfacción, la alegría y la confianza abundan cuando las familias se forman con el "sí" de nuestros más queridos seres en el mundo. ¿A quien irás en busca de consejo cuando surjan desavenencias con tu cónyuge? ¿No te contestaran: "Ya te lo habíamos advertido, ya te dijimos que no te casaras con Fulano"? Suponiendo que no vayas buscando consejos al chocar con luchas internas. Interiormente te vas a preguntar a ti mismo: " ¿Tendrían razón papá y mamá al oponerse a nuestro matrimonio? ¿Estaremos encaminados al desastre? ¿Y si en verdad fue todo un error?" ¿Te das cuenta que devastador puede resultar todo esto? Si es de Dios que vosotros os caséis, Dios mismo puede cambiar la decisión de tus padres. Quizás ellos están esperando ver más madurez en vosotros. O más responsabilidad económica, o disciplina propia. Averigua tú personalmente porque se oponen.
Tal vez una sencilla aclaración de tu parte lo resuelva todo. Pero haz tu averiguación con sinceridad, sencillez y humildad. El atropello, la arrogancia o el empuje camal a poco lleva. ¡Deja que Cristo controle tu temperamento! y si quieres leer un pasaje que te va a orientar mejor que cualquier otro acerca del noviazgo y el casamiento, aquí va mi recomendación especial. La receta bíblica, si me permites la frase, la hallarás en Efesios 5:21 al 33. Vas a descubrir lo que es una mujer casada, lo que es un hombre casado, lo que es vivir juntos y cómo amarse de manera verdadera. El noviazgo entre un hombre y una mujer es símbolo de Cristo y de su Iglesia. Cristo y la Iglesia revelan el ideal del amor entre un hombre y una mujer. Esto eleva al matrimonio y al noviazgo a un nivel completamente superior. El joven debe darse cuenta de que el, al ser novio, a los ojos de Dios es un símbolo de Cristo. ¿Qué te parece la idea, joven? ¿Qué te parece a ti que ya estas casado? ¡Qué cosa tremenda es pensar que yo, hombre casado, y tú, hombre todavía de novio, somos símbolos de nuestro Señor Jesucristo en la relación con nuestra novia, con nuestra esposa! La forma en que la tratamos, en la forma que buscamos su bien, en la manera en que buscamos su felicidad, así demostramos el amor de Cristo.
Tu me dirás: "sueno, ¿cómo puedo encontrar yo el amor de Cristo en mi corazón?" La Biblia dice en Romanos 8: 5: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado". Allí se encuentra la fuente del amor perdurable, del amor profundo, del amor que viene de Dios. Ninguna pareja de jóvenes que piense casarse debe enfrentar el día del matrimonio sin ese amor de Dios derramado en su corazón. Querido joven, estimada señorita, yo espero que tu corazón este lleno del amor de Dios; que el amor de Dios este derramado en tu corazón, con una inundación fabulosa de parte de Dios por medio del Espíritu Santo. Y si todavía no has recibido a Cristo, entonces recíbelo en este momento. Al hacerlo, Dios va a enviar el Espíritu de su Hijo a tu corazón y tu vas a empezar a amar con pureza, maravillosamente, y vas a entrar al camino de un matrimonio feliz para la gloria de Dios. ¡Hazlo ya mismo!
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