NUESTRAS FUNCIONES DENTRO DEL MATRIMONIO


NUESTRAS FUNCIONES DENTRO DEL MATRIMONIO


NUESTRAS FUNCIONES DENTRO DEL MATRIMONIO: He aquí  algunas de las preguntas que  la juventud, en su adolescencia, siempre se hace secreta o abiertamente: ¿Con quién me casare?, "¿Con quien compartiré mi vida?", “¿Seré feliz?", ¿Qué será de  mi futuro?", “¿Tendré hijos?”,” ¿llegaré a ser abuelo?", “¿sabré ser un buen  cónyuge y padre?" Estas son  preguntas normales, lógicas y alegres que  la juventud se plantea. Para alcanzar lo máximo en el hogar, debemos comprender nuestra función  dentro  del  matrimonio.  Cuando un joven  o una  señorita  se casa demasiado temprano en  la  vida,  tiene  cierta  posibilidad  de felicidad, adaptación y maduración, pero  hay  un tremendo peligro.

Al casarse con falta de madurez y entendimiento de  lo que  es el matrimonio, la vida  de  casado corre  el  riesgo   de  no alcanzar  la  felicidad  que  debiera  y  pudiera. Yo  he  visto muchos matrimonios con  tensiones, problemas, con  pequeñas "luchitas internas", a  veces casi  imperceptibles,  pero  que  el  que tiene el  ojo  agudizado  pronto  los puede descubrir; y ¿cuál es el porqué de  estas fricciones? Porque confunden la función del marido  y la mujer dentro  de  la familia. Quiero decir que  hay un orden divino para  la familia. Y el orden  divino es el mejor orden  que  tu y yo podemos adoptar. Si tú eres casado y tienes problemas, tensiones y roces, si hay problemas interminables entre  tú y tu esposa, yo quiero  decirte  que  la  causa básica  es no vivir de acuerdo con el orden divino para  la familia. Dios lo ha dejado escrito. ¿Me preguntas dónde? Pues la mejor guía  para el noviazgo y el matrimonio es la Biblia. Por  ejemplo,  lee  el  capítulo  5 de  Efesios;  lee  1 Corintios  capítulo 7,  el  libro  del Cantar de  los  Cantares; lee  todo  el  libro  de  Proverbios. Vas a  encontrar que  allí hay   suficiente  material  para   levantar,  para   dar   nueva  vitalidad  y  para hacer reverdecer cualquier hogar,  cualquier familia, y llenarla de fruto.


Orden divino  para el esposo
El  esposo tiene  ciertas  responsabilidades,  ciertas  funciones  dentro   del  orden divino. Primero, se espera que  el esposo sea el amante en la familia. Es cierto que generalmente nosotros pensamos que  es la esposa, la mujer, la que  es tierna y dulce, y que  es ella la fuente del amor  en  el hogar.   La  Biblia enseña que  ese concepto exclusivista de la ternura y el amor  esta fuera de orden. Aunque  es cierto que  la mujer es amante, y tierna, y dulce, debe practicar todas esas características y cualidades, es el hombre que debe tomar la iniciativa en las relaciones amorosas dentro   del matrimonio. Es  el hombre el que  puede implantar en  una  familia el ambiente de amor  y calor, cariño y ternura. (Analiza en tu Biblia Efesios 5:25 al 29, y  particularmente,  por ser novedoso, 1  Tesalonicenses  2:10   y  11)  Amor  es sacrificio  voluntario.  Amar  es dedicar tiempo  propio.  La  segunda  función  del esposo  es   que    el   debe   ser   el   proveedor.   Dentro    del   plan   divino   ­y psicológicamente lo reconocemos – el hombre debe ser el proveedor. El es el que debe "sudar con su frente”, como  dice Génesis 3:17­19.  Es el hombre el que  debe preocuparse por  el bienestar físico, la alimentación de  la familia, la vestidura, el obtener lo necesario. Por supuesto que  hay excepciones a esta regla. Vivimos en un mundo  que  esta corrompido por causa del pecado, ¿No es así? La Biblia dice que   "todos  hemos  pecado  y  todos estamos  destituidos  de  la  gloria  de  Dios" (Romanos 3:23).  La Biblia  dice  que  "toda  la creación  gime  a  una"  por  causa de esta enfermedad,  de  este cáncer que  se llama  pecado (Romanos 8:22).  Por  lo tanto,  hay  excepciones. Hay  ocasiones en  que  el  marido  y asimismo la  mujer tienen que  trabajar, pero  esto  debe corregirse cada vez que  sea posible, porque el hombre, para  ser verdadero hombre, debe ser el proveedor de la familia. En tercer lugar,  la función  del  esposo es ser el  protector de  la  familia.  ¡Cuántas veces nosotros  los  hombres delegamos  esta responsabilidad  a  la  mujer,  y  qué   mal hacemos! El hombre es el protector, el que  debe preocuparse de la protección de la esposa y de los niños, en el hogar.


El es la cabeza
La  cuarta  función  del  hombre es  la  de  ser cabeza del  hogar.   AI casarte, tu adquieres  ciertos compromisos. El matrimonio  ofrece  muchos bellos  privilegios. Pero  estos compromisos que estamos analizando  son  absolutamente  imposibles de  renunciar. Tú  vas a  ser cabeza de  ese hogar.   No  puedes esperar que  tu esposa tenga que  llevar todas las responsabilidades; tu las debes llevar. Ser  "la cabeza" significa que  tú debes ser responsable por la enseñanza espiritual en el hogar.   Tu  debes ser "cabeza",  o  sea, el  responsable  de  hacer las  decisiones grandes de la familia. Ser  "cabeza" es ser responsable de la disciplina dentro  de tu familia. Y también eres responsable de la alegría en el hogar.  Así que  cuando me preguntas ¿Con quién me casaré?, yo te respondo que,  aunque es un maravilloso y  fantástico  privilegio  el  matrimonio,  debes comprender desde  ya  que   estás comprometiéndote  a  ciertas responsabilidades.  Y ahora pasemos a  la  señorita. Hay ciertas funciones que  son  tuyas.  Primero  y lógico, tu eres la persona amada. Tú  debes  aceptar el  cariño  y  afecto  y  las  manifestaciones  de  ternura  que   tu esposo te va a brindar.  La esposa es el polo negativo dentro  del  matrimonio, del cual el esposo es el polo positivo.

Ella es la compañera
En segundo lugar, la función de la esposa es ser compañera de su esposo. Como compañera se interesa y debe aprender ya, desde joven, a interesarse en lo que le agrada a  su  novio o a sus amigos. Debe  interesarse en  ser una  compañera fiel, inteligente, atractiva, una  compañera con  la cual se puede compartir, conversar y confiar en todo. En tercer  lugar, la esposa es la que  hace el hogar.  En realidad no hay  hogar  sin esposa. ¡Qué  triste  es cuando un hombre queda viudo! ¡Qué  vacía parece  la  casa!  Yo  tengo    algunos  amigos  que   han   perdido  a   su   esposa recientemente. Para ellos la casa parece una  tumba. Prácticamente, por un lado, les  trae recuerdos de  la  amada que  ya  ha  pasado a  la  eternidad,  pero,  por  otro lado, la casa está vacía,  está muerta, sin la esposa. Una  casa sin la mujer no es un hogar.  Tus eres la que  puedes hacer que  el ambiente del hogar  sea positivo, caluroso, amante, feliz. En cuarto  lugar, la esposa va a ser la madre de los niños. Usted  me  dice: "Pero  eso es tan  lógico, don  Luis, que  no hace falta decirlo". ¡No se equivoque!  Debemos recalcar  y  enfatizar,  en  este día  moderno cuando  se habla de "la liberación de la mujer", que  la mujer es la madre de sus niños. Y como madre tiene esa responsabilidad de alimentar, cuidar, guiar, entrenar, moldear esa criatura.  La madre lo  debe hacer con  alegría  y con  gusto.  Cuando ella  entienda que  esa es su  función,  entonces no  habrá rebeldía  en  la  mujer  moderna, va  a haber más bien felicidad y gozo.  Una  madre fiel y cristiana, inteligente, puede transformar al  mundo   a  través de  la  vida  de  esa criatura   que  con  amor  esta guiando día  a  día.  Si  sigues el patrón  que  Dios nos enseña en  la Biblia, el de Efesios capítulo 5, el de  1 Corintios capítulo 7, lo que  nos dice el Cantar de  los Cantares, o el libro de  Proverbios, estarás bien encaminado. Síguelos, síguelos, porque tu  hogar   va  a  ser feliz,  tu  matrimonio  va  a  ser alegre,  tu  vida  tendrá significado