¡NO TE APRESURES! Piensa bien con quien te vas a Casar.


¡NO TE APRESURES! Piensa bien con quien te vas a Casar.

 ¡NO TE APRESURES! Piensa bien con quien te vas a Casar.
Cuando uno considera con quién se va a casar, tiene que  pensarlo muy a fondo y tiene que considerarlo desde todos los aspectos. Quiero enfatizar un aspecto que para   mi  es  de   tremenda importancia.   Lo  expreso  en   frase   sencilla:   No  te apresures, no  te  apresures en  esta tremenda decisión de  la vida.  Hay  miles de hogares, miles de familias cristianas aún,  que  ya están aburridos, o  que  tienen problemas porque se apuraron. Se  apresuraron locamente al hacer esta tremenda decisión en su vida. Comenzaron demasiado jóvenes; llegan a los 35 años y ya no saben de qué  conversar. Ya están cansados; se casaron demasiado jóvenes y no han   sabido crecer, no  han   sabido  marchar  hacia  adelante  positivamente.  Por supuesto,  alguien  que   se ha   casado  joven  no  tiene  porque  tener   un  hogar aburrido, ni tiene porque haber diferencias profundas entre  marido y mujer. Porque pueden madurar, pueden crecer juntos, seguir adelante y la vida  puede ser un deleite hasta los 90 ó 100 años de edad. ¡Que así sea contigo!

Dios tiene  una persona para ti.
Pero, sin  embargo, normalmente, podemos decirlo  con  firmeza: Dios tiene una persona para  ti. Mientras esperas y mientras buscas a aquella persona que  Dios te tiene  preparada,  aprovecha  el tiempo  de   una   manera  especial.  Aprovecha ganando experiencia en  la vida,  aprovecha para madurar, para  prepararte, para llegar   al   matrimonio   con   una    personalidad   que   contribuya al   amor,    a   la comprensión ya la madurez dentro  del hogar.  ¿De qué  sirve que  un joven se case porque tenga la  capacidad de  reproducir y tener  hijos?  ¿De qué  sirve  si cuando llega al matrimonio le falta experiencia, conocimiento, capacidad de  traer  a  esa unión, a ese matrimonio, mucho  del trasfondo de su experiencia que  enriquezca la vida  del  hogar?  El  verdadero  amor   sabe  esperar.  El  apuro   a   menudo  es meramente un  impulso sexual.



¡Escúchame, joven o señorita! Cuando te  sientas apurado de  una  manera exagerada por  casarte; cuando tú y tu novia, o aun  tus padres  o  los  suyos,  quieren  apurarte  desmedidamente,  ¡Pon   los  frenos  de inmediato!  "Hasta   aquí   no   mas"  .No   entres  a   la  unión  matrimonial,  unión maravillosa y con tremendas posibilidades, con apuros ni en aprietos. Organiza tus finanzas ¡Aprovecha la  vida! Aprovecha la  vida  para  estudiar.  Aprovecha la  vida para  el desarrollo y la madurez personales. Aprovecha tu vida, antes del noviazgo y  el  casamiento,  para   organizar  tus finanzas.  Porque uno  no  puede llegar  al matrimonio sin ellas.

 "Amor, pan,  agua"  es una  frase bonita y poética, pero  el pan y agua no bastan para  poder  vivir bien. Sé  responsable. ¡Cuidado con  el que  es descuidado en cuanto al dinero! Puede arruinar y malograr tu vida toda.  Su actitud hacia  el dinero revela su  carácter íntimo. Disciplina tu vida económica y observa cuidadosamente  las  actitudes  de  tu  novio  o  novia  hacia  el  dinero. Cuando os comprometáis, elaborad un presupuesto. Cuanto ganáis, que  necesitaréis y si os alcanzaran  las  entradas. Un presupuesto es vital.  Aprovecha la  vida  para  ganar experiencia, para  viajar, para  ir a retiros, a campamentos. Enriquece tu vida, como decíamos anteriormente, conociendo a muchos jóvenes y señoritas, de modo  que cuando tu,  por  fin, encuentres a  la persona con  quien  te  vas a  casar, tengas mucho  que  contar,  mucho  que  compartir,  muchas experiencias.  

Así tendrás algo que  compartir, algo de lo cual hablar por años y años que  han  de venir. El salmista David  nos decía en  el  Salmo  37  una   frase  que   yo  siempre  recomiendo  a  la juventud.  Fue  uno  de  los  versículos  clave  en  mi vida  personal.  Creo  que  puede serlo en la tuya también. “Confía en Dios y haz  el bien; habitarás en la tierra, y te apacentarás de  la  verdad.  Deléitate  asimismo  en  Dios,  y  el  te  concederá las peticiones  de  tu corazón. Encomienda a  Dios  tu camino,  confía  en  el  y el  hará" (Salmo 37: 3­5) ¿No te parece maravillosa esa promesa real que  Dios le da a toda la juventud que confía en Cristo?


"Deléitate  en Dios"
Si  Cristo  ya  vive en  tu corazón, entonces confía  en  Dios.  Tu vas a habitar  en  la tierra  y te  vas a  apacentar de  la  verdad. ¡Qué  palabras  fantásticas!  Pero  luego viene  la  promesa, y esta es la  promesa que  te  enfatiza:  "Deléitate  asimismo en Dios y El te concederá las peticiones de tu corazón"

Hay muchos jóvenes que  tienen una  idea extraña acerca de Dios. Me imagino que tú te  has encontrado con  ellos,  o a  lo  mejor  tú eres uno  de  ellos.  Hay  muchas personas que  dicen:  "Si yo le  encomiendo  a  Dios  este asunto de  conseguir  una esposa,  o  esposo,  novia  o  novio, ¿no será  que   Dios  me  conseguirá  alguna persona aburrida y un tanto  desagradable? ¿O no sucederá que  Dios me  mande una  mujer muy piadosa, pero  muy fea también?” Tú te ríes,  pero  es verdad. Hay muchas personas que  creen que  Dios, en vez de conseguirles la persona que  más desean, va a buscarles la peor,  la más triste, la más desagradable, la más fea. Somos  extraños  los humanos, ¿No es  verdad? Bueno,   eso   nace de  nuestro corazón que  es tan  pecador. ¡Anímate, joven!  ¡No  te  apures en  esta tremenda decisión de la vida! Aprovecha tus días,  tus meses, estos años maravillosos de la adolescencia  y juventud,  para  "deleitarte"  en  Dios.  Porque Él  dice  que si  tu  te deleitas  en  Dios,  Él  te  va  a  dar  el  muchacho  o  la  muchacha según  tu  caso, perfecto, maravilloso, lo que  tu precisamente necesitas. A veces creemos que  nos gusta una señorita de tal o cual tipo para  casarnos, pero  Dios sabe lo que es mejor para  cada uno.



¿Qué es deleitarse en  Dios? Es  estudiar la Biblia sistemáticamente. Es  dejarse controlar y manejar internamente por Cristo, quien vive en nosotros. Es hablar con Dios en  cualquier situación. Es  cantar y alabarle al Señor. Es  servir a  Cristo y evangelizar a  otros.  Es  obedecer sus mandatos. Sigue,   por  cierto,  tus estudios secundarios, o en la Universidad si es que  vas a seguir una  carrera, pero  estudia. Aprovecha la  vida  para   estudiar, porque cuando al  fin  te encuentras con  esta señorita  o  este joven,  si  ya  lo  encontraste,  ¡cuanto tendrás  archivado  en tu memoria para  conversar! Cuando uno  estudia, y lee, se desarrolla personalmente y  adquiere madurez  personal.  Crece,  llega  a  ser un  verdadero  hombre,  una verdadera  mujer,  hasta donde  te   sea  posible,  para   así  poder   contribuir  al matrimonio  algo  positivo.  Sé  un estudiante  toda  tu vida.  Nunca  dejes  de  crecer. Así, jamás serás un aburrido. Siempre tendrás algo interesante que  decir.  Luego, aprovecha esos  años  para   organizar  tus  finanzas.  Arregla tu vida  personal. Organízate,  disciplínate,  porque  la  vida  de  familia  demanda  mucha disciplina. Aprovecha estos años juveniles para  ganar experiencias, y, sobre todas las cosas, deléitate en Dios. Como  dice el salmista: "Deléitate asimismo en  Dios, y el te concederá las peticiones de  tu corazón". Él va a llenar tu corazón, de  todo  lo que tu deseas. y si tu caminas con  Él, y te deleitas en  Él, tu familia va a ser feliz, tu matrimonio  va  a  ser alegre,  tu  futuro  va  a  ser maravilloso,  porque Dios  será tu Dios. ¡Qué  linda es la vida con Cristo!