DÍA 3: EL AMOR NO ES EGOÍSTA DESAFIO DE AMOR

desafio del amor

Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros. (Romanos 12:10)

Vivimos en un mundo prendado de sí mismo. La cultura que nos rodea nos enseña a concentrarnos en nuestra apariencia, nuestros sentimientos y nuestros deseos personales como si fueran la prioridad fundamental. Parece que el objetivo es buscar el mayor nivel de felicidad que sea posible. Sin embargo, el peligro de este modo de pensar se hace dolorosamente evidente cuando se está dentro de una relación matrimonial.

Si hay una palabra que signifique en esencia lo opuesto al amor, es egoísmo. Por desgracia, todas las personas lo traen arraigado desde el nacimiento. Puedes verlo en el comportamiento de los niños y, a menudo, en el maltrato entre adultos. El origen de casi todo acto pecaminoso que se haya cometido puede encontrarse en una motivación egoísta. Es un rasgo que detestamos en las demás personas pero que justificamos en nuestro caso. Sin embargo, no puedes  señalar  las  muchas  maneras  en  las  que  tu  cónyuge  es egoísta sin admitir que tú también podrías serlo. Sería hipócrita.

¿Por qué tenemos criterios tan bajos para nosotros y expectativas tan altas para nuestra pareja? La respuesta es cruda: todos somos egoístas.

Cuando un esposo pone sus intereses, sus deseos y sus prioridades antes que su esposa, es una señal de egoísmo. Cuando una esposa se queja sin parar del tiempo y la energía que gasta para satisfacer las  necesidades  de  su  esposo,  es  una  señal  de  egoísmo.  Sin embargo, el amor “no busca lo suyo” (1 Corintios 13:5). Las parejas amorosas (las que disfrutan del propósito pleno del matrimonio) se empeñan en cuidar bien al otro ser humano imperfecto con quien comparten la vida. Esto se debe a que el verdadero amor busca maneras de decir “sí”.

Un   aspecto   irónico   del   egoísmo   es   que   aún   los   actos   de generosidad  pueden  ser  egoístas  si  la  motivación  es  jactarse  o recibir una recompensa. Si haces algo bueno para manipular en forma deshonesta a tu esposo o a tu esposa, sigues siendo egoísta. En pocas palabras, o tomas decisiones por amor a los demás o por amor a ti mismo.

El amor nunca se satisface si no es por el bien de los demás. No puedes  actuar  con  amor  verdadero  y  con  egoísmo  al  mismo tiempo. Elegir amar a tu pareja hará que digas “no” a lo que quieres para poder decir “sí” a lo que el otro necesita. Significa colocar la felicidad de tu pareja por encima de la tuya. No quiere decir que nunca   puedas   experimentarla   felicidad,   pero  no   invalidas   la felicidad de tu cónyuge para poder gozar de ella.

Además, el amor trae una alegría interior. Cuando le das prioridad al bienestar de tu pareja, hay una satisfacción que las acciones egoístas  no  pueden  copiar.  Es  un  beneficio  que  Dios  creó  y  lo reserva  para  quienes  demuestran  amor  en  forma  genuina.  La verdad es que cuando renuncias a tus derechos por el bien de tu pareja, tienes la oportunidad de pasar a un segundo lugar en pro del propósito supremo del matrimonio. Nadie te conoce tan bien como tu cónyuge. Esto significa que nadie reconocerá con mayor rapidez un cambio cuando en forma deliberada comiences a sacrificar tus necesidades y deseos para asegurarte de que los de tu pareja se satisfagan.

Si te resulta difícil sacrificar tus propios deseos para beneficiar a tu cónyuge, quizá tengas un problema más profundo con el egoísmo de lo que quieres admitir.
Hazte las siguientes preguntas:
• ¿En verdad quiero lo mejor para mi cónyuge?
• ¿Quiero que sienta que lo amo?
• ¿Creerá que quiero lo mejor para él?
•   ¿Me   percibe   como   alguien   que   primero   busca   su   propio bienestar?

Ya sea que te guste o no, tienes una reputación a los ojos de las personas que te rodean, en especial, a los ojos de tu cónyuge. ¿Es una reputación de amor? Recuerda, tu cónyuge también tiene el desafío  de  amar  a  una  persona  egoísta.  Así  que  decide  ser  el primero en demostrarle el verdadero amor, con plena conciencia de lo que haces. Y al final, los dos se sentirán más realizados.

“Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo” (Filipenses 2:3).


El desafío de hoy
Las cosas a las que les dediques tu tiempo, tu energía y tu dinero cobrarán más importancia para ti. Es difícil que te importe algo en lo que no inviertes. Además de refrenarte de los comentarios negativos, cómprale algo a tu cónyuge que le Comunique: “hoy estuve pensando en ti”.


 _____   Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.


¿Qué elegiste darle a tu cónyuge? ¿Qué sucedió cuando se lo diste?



Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala. (Santiago 3:16)

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