Libros y Dinamicas Cristianas; Durante una cruzada en Centroamérica nos llevamos una enorme sorpresa, pues descubrimos que docenas y docenas de jóvenes y señoritas estaban no solamente confundidos respecto al matrimonio, sino que habían arruinado de tal manera sus vidas que prácticamente había poca esperanza de que recuperaran toda la felicidad que soñaron tener siendo jovencitos. ¡Qué triste! Hable con una señorita aunque ya no se le puede llamar señorita de 19 años de edad. Le pregunte: "¿Es usted casada?; ella respondió con esta frase interesante, aunque difícil de justificar: "Tengo esposo, pero no tengo marido". ¿Qué quiso decir? Quiso decir, según yo lo entendí, que ella vive con un hombre, pero no esta legalmente casada con el. He hablado con docenas de jóvenes y señoritas en las mismas circunstancias. Evidentemente, en muchas de las iglesias cristianas en América Latina no se esta impartiendo enseñanza acerca del matrimonio como la Biblia lo enseña. y tu, lector, seas casado o soltero, con o sin hijos, que un día vas a tener que aconsejar a otros, necesitas saber lo que la Biblia enseña al respecto.
Hablemos francamente.
Te estamos hablando francamente. Es preferible que te lo diga yo y no que tengas que oírlo de alguna persona ignorante que no sabe lo que esta diciendo. Lo primero que quiero enfatizar es que hay dos decisiones trascendentales en la vida, que todo joven debe hacer: recibir a Jesucristo como Salvador, y decidir con quien se va a casar. Recibir a Cristo es el paso más importante en la vida. Si una persona no recibe a Cristo no puede estar reconciliada con Dios; si no esta reconciliada con Dios, de hecho vive en un vacío espiritual. Viviendo en el pecado, vive perdido. Para tal persona, los consejos que le puedo dar serán solo de valor relativo. Sin embargo, cuando uno recibe a Cristo de joven o de niño, ¡Qué privilegio tan tremendo! Porque entonces uno no tiene porque cometer errores irreversibles con respecto al matrimonio. Yo doy gracias a Dios que conocí a Cristo con tiempo suficiente para escoger a mi esposa; novia primero, esposa después, dentro del plan de Dios. Mi esposa Patricia había recibido a Cristo cuando era niña. Ella también estaba buscando la voluntad de Dios; y Dios hizo que nuestros caminos se cruzaran y que nos diéramos cuenta de que ella era la mujer que Dios había escogido para mi, y yo el hombre para ella.
Doy gracias a Dios que recibí a Cristo en mi temprana juventud. Le alabo porque cuando llegó el momento de pensar ¿Con quién me casare?, Dios me ayudó a escoger a la muchacha que ahora es mi esposa y la madre de nuestros cuatro hijos. Sin embargo, yo tampoco recibí mucha ilustración ni orientación siendo joven adolescente. Por eso ahora, en nuestras Cruzadas, cuando celebramos la "Noche de la Juventud" , hablamos muchas veces sobre el noviazgo, el casamiento y el Plan de Dios para la vida matrimonial. Lo hacemos porque yo no deseo que ningún joven ni señorita que confiesa a Cristo como Salvador vaya a equivocarse, o que tenga que recordar, con dolor, en los años más maduros, errores cometidos, y peor aun, pecados sexuales.
Autor: Luis Palau
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